El Camino a la Felicidad.
Todos tenemos de alguna manera el deseo de ser felices en esta tierra, realizando las acciones y obteniendo las herramientas que podamos para conseguirlo.
Con ese deseo en mente, algunos trabajan al maximo para obtener “todo lo necesario” y generar la seguridad y estabilidad para ser felices; otros viajan, conocen personas y lugares, divirtiéndose hasta “sentirse felices”. Otros en cambio, alcanzan puestos o cargos importantes, empoderándose lo suficiente para “conseguir lo deseado” y así ser felices; y por ultimo, hay quienes van saltando de relación en relación, hasta encontrar la pareja ideal y que les “haga felices” para siempre. Sin embargo, ninguno tiene en realidad plena satisfacción en su búsqueda.
Esta búsqueda es tan antigua como lo es el primer pensamiento en la mente humana, así, Adán y Eva, quienes han sido los únicos que caminaron literalmente de la mano del Creador, decidieron en un momento determinado, soltarse de la divina compañía para encontrar por ellos mismos su realización, pretendiendo la tan deseada “felicidad”, lo cual nos ha sido la máxima tragedia.
Así encontramos a Salomón, a quien Dios le concedió la sabiduría jamás alcanzada, y embarcado en la misma búsqueda escribió:
8 Me amontoné también plata y oro, y tesoros preciados de reyes y de provincias; me hice de cantores y cantoras, de los deleites de los hijos de los hombres, y de toda clase de instrumentos de música. 9 Y fui engrandecido y aumentado más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; a más de esto, conservé conmigo mi sabiduría. 10 No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer alguno, porque mi corazón gozó de todo mi trabajo; y esta fue mi parte de toda mi faena. 11 Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol. (Eclesiastes 2:8-11)
Pero al final de su vida, el Gran Sabio pudo escribir lo siguiente:
13 El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. 14 Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala. Eclesiastes 12:13-14
En fin, encontramos que ni el gran sabio pudo encontrar una respuesta satisfactoria a la busqueda de la felicidad, pero si que podemos concluir que el camino de la vida y la felicidad el hombre lo inicia y termina de donde un dia se apartó, de su Creador, por eso en vida debemos volver a Él, honrando su nombre y su Palabra, disfrutando con medida de todo lo que Él nos da, recibiendo todo con gratitud y fe, ya sea trabajo, familia, amigos, viajes, deportes, enfermedades, perdidas o ganancias, sabiendo que cada cosa no es más que una pieza del rompecabezas de nuestra vida. Así la Felicidad no es una meta en sí misma sino mas bien es el camino, es la forma y la lucha diaria, y solo hay una persona quien con autoridad se llamó asi misma “el Camino” y es quien literamente nos une a Dios, el que por excelencia puede satisfacer todas nuestras inquietudes, ese camino, no es otro más que Jesús, nuestro amoroso Señor y Redentor, quien conociendo nuestros temores nos dijo “nunca os dejaré solos”.